La empresa farmacéutica Grífols ha presentado sus primeras conclusiones del estudio clínico llamado AMBAR – del inglés Alzheimer Management By Albumin Replacement o, en castellano, control del alzhéimer mediante sustitución de la albúmina. Durante una conferencia en Barcelona a finales del mes de octubre, la compañía ha hecho público un resultado positivo del ensayo en pacientes con alzhéimer moderado, retrasando la progresión de la enfermedad en un 61%. Curiosamente, en pacientes en un estadio menos avanzado de la enfermedad – alzhéimer leve -, el efecto no es estadísticamente significativo. El ensayo, de Fase IIb y III, es doble ciego (ni pacientes ni médicos saben si se está proporcionando el tratamiento real o un placebo), y se ha llevado a cabo en hospitales de España y Estados Unidos.
Aquí por positivo entendemos que retrasa el empeoramiento de los pacientes – que no lo detiene – medido mediante una serie de tests cognitivos estandarizados.

Lo primero que hay que decir es que como en otros casos que ya he comentado en esta web, los datos del ensayo clínico vienen proporcionados con cuentagotas por la propia compañía, con lo que necesitamos esperar a tener más datos encima de la mesa para poder comentar con más criterio si los resultados son tan buenos como parecen o si puede haber objeciones a las conclusiones del estudio.
En este caso esperamos ver los valores del péptido amiloide tanto en plasma como en líquido cefalorraquídeo, lo que será fundamental – como veréis más adelante – para entender si el tratamiento funciona como se esperaba. Por la descripción del ensayo clínico, sabemos que también se han obtenido imágenes del cerebro de los pacientes por escáner de emisión de positrones (PET), pero con un tipo de trazador que permite ver la actividad cerebral y no el péptido amiloide. Se supone que en unos meses se darán a conocer más detalles, pero mientras tanto lo que sí puedo hacer es intentar explicar cómo funciona (presumiblemente) este tratamiento.
Como los prometedores ensayos con anticuerpos de los que hablé en otras entradas, la estrategia diseñada por Grífols también se basa en la hipótesis de que el péptido amiloide es el que causa el alzhéimer al acumularse en forma de placas el cerebro.
Sin embargo, este tratamiento se fija en que el péptido amiloide también se puede encontrar en otros compartimentos del organismo, como el líquido cefalorraquídeo o la sangre, sólo que en este último caso unido mayoritariamente a una proteína llamada albúmina.
¿Cómo podemos eliminar el péptido amiloide de la sangre? Aplicando un proceso llamado plasmaféresis y que consiste en hacer circular la sangre del paciente por una máquina capaz de separar el plasma – la fracción de la sangre que contiene las proteínas – y recuperar las células de la sangre para reintroducirlas en el organismo, en este caso sustituyendo el plasma por una solución con nueva albúmina. De esa manera, además de eliminar el péptido amiloide, la nueva albúmina ”limpia” se une a la circulación para seguir capturando más péptido. Este proceso se llevó a cabo una vez por semana al principio y posteriormente una vez al mes para “limpiar” la sangre de péptido amiloide.
Vale, ¿pero qué tiene que ver esto con el péptido amiloide en el cerebro? Aquí viene la hipótesis fundamental que sostiene este estudio, y que nos hace imaginar el organismo humano como una serie de tres vasos comunicantes – cerebro, líquido cefalorraquídeo y sangre (ver figura) – y en el que el péptido amiloide está en una situación de equilibrio en esos compartimentos. Si sacamos péptido amiloide de uno de ellos, se producirá un desplazamiento del equilibrio y el péptido amiloide de otros compartimentos se desplazará para compensar la pérdida.
Por tanto, si limpiamos continuamente el péptido amiloide de la sangre, éste irá saliendo desde el cerebro hacia el líquido cefalorraquídeo y posteriormente hacia la sangre para compensar. El resultado final debería ser una bajada de los niveles de péptido amiloide en el cerebro, y presumiblemente una disminución de las placas amiloides.

Por desgracia, el ensayo clínico no contemplaba la realización de escáner por PET para cuantificar el péptido amiloide en el cerebro, posiblemente porque cuando se diseñó el ensayo la tecnología no estaba establecida como rutina en los hospitales del ensayo clínico (o quizás el excesivo precio de la prueba). Es interesante observar que en el comunicado de prensa los investigadores de Grífols dejan la puerta abierta a otros efectos beneficiosos que la albúmina pueda tener en los pacientes y que quizás no se pueda relacionar directamente con el péptido amiloide.
En resumen, se trata de un tratamiento que fija como diana terapéutica el péptido amiloide – en principio – pero lo aborda de una manera muy original e interesante. Espero actualizar el artículo cuando haya más información disponible.
Aquí os dejo el link a la página web de Grífols y que contiene un vídeo corporativo del Estudio AMBAR:
https://www.grifols.com/en/the-ambar-study
Y además un artículo escrito por los investigadores responsables del estudio, en castellano para la revista Neurología.
Muchas gracias por el post. Lo ha explicado con mucha claridad.
Saludos
Me gustaMe gusta